viernes, 4 de junio de 2010

O esto o lo otro

¿Podrá existir alguna actividad que nos de completa libertad? Bueno, las definiciones que tenemos sobre libertad, a mi parecer, dependen de cada persona, ahora mostraré la mía: Amar o no amar.
En mi vida como cristiano, me he dado cuenta de la definición de Dios sobre libertad: "Porque vosotros, hermanos, a la libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros" (Gálatas 5:13). Dios es claro y dice que la libertad es el amar o el no amar. En mi vida he aceptado a Jesús como el hijo del Dios viviente, he aceptado que él limpió mis pecados. Estando en él, mi vida cambió, no sólo porque el pecado fue quitado de mí, sino porque sé que Dios me ha dado la certeza que algún día estaré con él. Esta es la libertad: amar a Dios o no amar a Dios.
Si se ama a Dios ya no se es del mundo, pero si no se le ama, entonces se es del mundo. Si estamos en el mundo y hacemos las cosas del mundo no somos libres, pues cualquier cosa que se haga para el mundo, para el mundo es y del mundo pertenece ¿cómo pues alguien es libre si no deja de estar en el mundo? La libertad está en elegir a Dios o no elegirlo.
Como he dicho antes, mi vida ha cambiado, no trato igual a mi prójimo, mi vida tiene propósitos precisamente porque Dios comenzó a planificar mi vida para su obra, una obra que no es sólo de Dios, sino que siento la felicidad de realizarla, la paz de estar bien y no tener una mortificación que me envuelva en angustia o en desesperación.
Elegí a Dios y ¿acaso se me dirá que no soy libre porque sólo estoy en Dios? En ninguna manera, las cosas del mundo nos encarcelan, a un hombre le es muy difícil salir del tabaquismo, a otro le resulta toda una epopeya dejar de tomar. En el caso de Dios, es cierto que no puedo dejar de hacer las cosas que él me pide, pero estas cosas no sólo me agradan y me hacen sentir mejor, sino que hacen sentir mejor a las personas que me rodean: mis familiares, mis maestros, mis amigos, mis conocidos. En cambio, las cosas dentro del mundo es muy fácil que lleguen a molestar o perjudicar a alguien, o que no le lleguen a gustar a alguien.
Ahora me podrás decir que el hecho de haber escrito esto no te ha gustado, ¿realmente lo piensas? Porque hasta ahora has llegado hasta esta línea. Sólo me queda preguntarte ¿Elegirás a Dios o al mundo? Y para hacerte otra comprobación, ya llegaste hasta el punto final.

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