miércoles, 17 de noviembre de 2010

Más que vencedor

Por: Aldo Esaú Reyes
Leyendo la Biblia encontré una historia en 1 Samuel 17. En el pasaje se narra cuando el rey Saúl se localizaba en los campos de Soco, Judá; los filisteos se encontraban al otro lado del campo preparados para la batalla. En esta historia encontré tres personajes principales: El rey Saúl, David y Goliat

Goliat, como narra la Biblia, salió del campamento de los filisteos y se describe que traía un casco de bronce, malla y una jabalina. Se paró y dio voces a los escuadrones de Israel diciéndoles: “¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí.” (1 Samuel 17:8)

Cuando Saúl y todo Israel oyeron y vieron a Goliat desafiando al pueblo de Israel, tuvieron mucho miedo al verlo. ¡Ah! pero en esta historia sólo hemos hablado de dos personajes, nos falta el más importante: David; éste era uno de los ocho hijos de Isaí, David tenía tres hermanos los cuales seguían a Saúl en la batalla, esto hizo que Isaí tuviera una gran preocupación como todo padre al saber que sus hijos están en peligro, por lo que le pidió a David que tomara un efa de grano tostado, diez panes y diez quesos de leche y que los llevara al campamento con sus hermanos. Isaí también le pidió que tomara prendas de ellos

La mañana siguiente David se levantó muy temprano y dejó las ovejas con un guarda, como su padre le mandó, David llegó cerca de los dos ejecitos que estaban de frente y corrió en busca de sus hermanos. Mientras esto sucedía, Goliat volvió a hacer la misma propuesta, la cual oyó David y preguntó: “¿Quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?” (1 Samuel 17:26b) Las palabras de Goliat llegaron hasta Saúl, y éste mandó llamar a David. El hijo de Isaí dijo que se enfrentaría a Goliat.

Saúl oyó lo siguiente de la boca de David: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y Saúl dijo a David: Ve, y que Jehová sea contigo.” (1 Samuel 17:37). En ese momento David, tomó su cayado, cinco piedras y una honda, se dirigió contra Goliat, el gigante le dijo: “¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos?” (1 Samuel 17:43a). David le respondió maravillosamente: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; más yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.” (1 Samuel 17:45).

Lo que yo observé en estos versículos es la tremenda confianza de David, esa fue el arma más poderosa que no se compara con ningún tipo de jabalina, pues Dios iba a hacer de David más que hacer vencedor.

Oyendo esto Goliat arremetió contra y David rápidamente metió su mano en la bolsa, tomo un roca y la tiro con la honda e hirió a Goliat. Así venció David a Goliat con honda y piedra sin tener espada en mano pero sí a Dios.

Al igual que nosotros y como todo hombre, David fue sometido a pruebas y únicamente Dios lo iba librar de esa situación porque él fue el único que recordó que Jehová siempre está con nosotros si nos entregamos a él, no hay por qué temer, como dije antes, el arma más fuerte que tenia David era la confianza en Dios. David supo que Jehová lo iba hacer vencedor, un ejemplo actual es que muchas veces nos vemos sometidos a pruebas o tentaciones, éstas en la vida de un cristiano siempre estarán pero nos olvidamos que nosotros somos más que vencedores, debido a nuestro olvido muchas veces caemos, pero si tomamos como ejemplo a David, que no dudó ni un segundo y puso toda su confianza en Dios, nosotros también seremos más que vencedores como dice el salmista en el capítulo 27:

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí,No temerá mi corazón;Aunque contra mí se levante guerra,Yo estaré confiado.
(Salmos 27:1-3)

Dios es nuestra luz, nuestra fortaleza, y aunque el enemigo ruga, aunque las pruebas me ahoguen, no temerá mi corazón porque soy más que vencedor por medio de la sangre de aquel que nos amó (Romanos 8:37).

4 comentarios:

Carla Valaez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carla Valaez dijo...

Por que Dios no te pone ninguna prueba que no puedas superar.!!
El sabe que tan grande es tu capacidad.!! Todo está en ti, en tu confianza y en tu fe...
Confía en EL y nada te faltara!!!

EL FURS dijo...

Muy buena reflexion...

todo podemos en cristo :)

susye:D dijo...

Que bonito mensaje:D!
todoo lo puedo en Cristo que me foltalece!

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